Una de las definiciones de la rama de la filosofía, que se llama la ÉTICA sobre los seres humanos amigas y amigos internautas y oyentes de nuestras "Letras Encadenadas" es que los descendientes (todas y todos nosotras y nosotros) «somos libres por naturaleza». Este aforismo está muy bien en teoría, pero en la práctica no es así por la psicopatía, la alienación, el poder y la avaricia del control despiadado y humillante de unos seres humanos sobre otros. Es muy palpable que ha habido, hay y por desgracia habrá personas al servicio servil de otros, que las consideran de su propiedad y las tratan como animales. La esclavitud no ha desparecido a pesar de los siglos, sino que de alguna otra forma estará por desgracia ahí. La vemos por ejemplo en el miserable tráfico de seres humanos o en la falta de derechos laborales que empresarios-as malhadados-as realizan contra los-as trabajadores-as, que les hacen ganar millones y millones de parné. Hay también otro tipo de esclavitud en las adicciones, que las personas abrazan por múltiples motivos. Les hablo, por ejemplo, de varias muy antiguas: el comer, el beber... Con el paso de los siglos fueron otras tan peligrosas y por ende perniciosas como las dos que les he citado: el fumar, el beber, el esnifar cocaína, inyectarse en las venas heroína o caballo. Todo empieza de la forma más inocente por probar o por invitación de alguien que ya es esclavo. También por la mal llamada moda. Si miramos hacia atrás vemos que, por ejemplo, la cocaína, el fumar eran consumidas por las clases más altas, muy pudientes. Después, con el transcurrir del tiempo, fueron siendo adquiridas por las capas más bajas de la población. Además, si echamos la vista atrás sobre el consumo de tabaco y alcohol vemos que era muy corriente que la publicidad sobre estas dos adicciones era muy corriente en todos los medios de comunicación. Anuncios sobre una bebida alcohólica o una de tabaco afortunadamente ahora sería impensable. Como he dicho unas líneas más arriba se empieza por minucias y si uno no sabe dejarlas a tiempo puede convertirse en un dominio de la misma sobre la voluntad, la libertad de quien tiene la desgracia de consumirla. Su inteligencia queda anulada por una dependencia atroz de esa o varias sustancias más. De forma que la persona es totalmente una esclava de la misma o mismas. Su consumo continuo y sin ningún freno le lleva sin darse cuenta a un suicidio progresivo y tempranero, es decir a morir antes de que a lo mejor su naturaleza creía. El continuo beber, esnifar, fumar e inyectarse lleva a una destrucción total del individuo o individua. Esto mismo fue lo que le pasó a Rodrigo. Poquito a poco y sin pretenderlo fue autodestruyéndose, hasta que... Hubo épocas por desgracia breves en que no consumía, pero después ese bicho, esa enfermedad se apoderaba de su cerebro para volver inmisericorde a caer. Según las estadísticas hay pocas personas que son enteramente libres en cuanto a que no tienen ningún tipo de deseo o curiosidad en forma de beber, fumar o esnifar. Incluso de ser amigo de una droga que está ahí y aparentemente por desgracia pasa desapercibida como la cafeína o el azúcar blanco. Su desmesurado uso es silencioso y letal. La sensacional escritora ANA MONTOJO se adentra en este tortuoso terreno fijando su extraordinaria narración en una diabólica droga: el alcohol. Su personaje llamado Rodrigo es la que preside toda una magnífica y excelente novela nombrada "PERDEDORES", que ha sido editada y publicada por la fascinante y muy buena editorial ATLANTIS Ediciones. "PERDEDORES" es el perfecto paradigma, el vivo retrato de la degradación humana. Aquellos, aquellas que son totalmente adictos-as son, aunque sea de vez en cuando, también esclavos de su asqueroso vicio. Son netamente enfermos del mal que les produce. Da igual que beban poco, mucho, medianamente... Aquí de lo que se trata es que sean plenamente libres. Su organismo se lo agradecerá y también su bolsillo. Eso se consigue no bebiendo, no fumando, no esnifando. Seguramente nunca lo reconozcan, pero son unos auténticos perdedores. Podrán vanagloriarse de sus éxitos profesionales, pero en su vida personal son una puñetera miseria, es decir, "PERDEDORES". ANA MONTOJO caracteriza impresionantemente bien al personaje central de esta narración sobre la que gira ella. Es un ser humano que los asiduos a los bares- a mí afortunadamente no me gustan- o las tascas podrán encontrar. Él o Rodrigo es el que va contando todas las vicisitudes por las que pasa en su vida cotidiana. Él no se quiere nada, porque su auténtico y verdadero amor es la botella, el vaso con unas sustancias repugnantes que según él le hacen mucho bien, pero no es así, ya que se engaña a sí mismo, y encima-reitero- no se quiere absolutamente nada, nada. "PERDEDORES" es una novela totalmente realista. No hay nada en absoluto de ficción sobre lo que les sucede a los distintos personajes que...
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