La vida a todos nos trata de diferentes maneras, sin embargo, nadie se escapa de sus sinsabores; y esos sinsabores pueden llegar a perseguirnos por mucho tiempo, a veces por años, afectando nuestras decisiones y la manera en que nos sentimos.

No se puede cambiar el pasado, tal vez no podamos olvidar, pero sí podemos resignificar lo que nos pasó para que ya no nos siga haciendo daño.

En este episodio platicaré de algunas fórmulas muy sencillas que pueden aligerar la carga con la que vivimos todos los días como consecuencia de recuerdos dolorosos.

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Desde que tengo uso de razón he escuchado que una persona productiva separa la vida personal de la laboral.

Desconozco cuántas personas realmente lo hayan conseguido.

Cuando todo va bien en ambas puede ser relativamente fácil, la cuestión es que los problemas son una constante en la vida de todos, porque son resultado del movimiento, de los ajustes, del progreso. Concentrarnos sólo en un aspecto de nuestras vidas cuando tenemos cosas que resolver en otros ya se vuelve bastante más complicado.

De forma muy simplificada aquí te cuento algunas ideas, pero estoy segura que tú tienes muchas más. Compártelas con la gente que te rodea, que padece de lo mismo y que pudiera ayudarte a llevarlas a cabo.

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La vida está llena de pruebas, unas más duras que otras, y generalmente nos hacen sentirnos indefensos, vulnerables.

No sé cuántas pruebas debamos pasar para que nos demos cuenta del gran poder que radica en cada uno de nosotros, pero el día en que lo descubramos y comencemos a utilizarlo con un nivel de conciencia elevado, ese sentimiento irá mermando al tiempo que se transformará la realidad en la que vivimos.

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