El fuego primigenio ha sido sustituido por la Inteligencia Artificial
Una conversación que es una provocación densa y amigable en torno a una realidad demasiadas veces ausente en los debates del sector. ¿Queda espacio para las instituciones y las políticas culturales tras la llegada de la Inteligencia Artificial? Desde esta perspectiva, y teniendo presente las tres cualidades que distinguen a la comunidad humana del resto de los seres vivos: hacer, pensar lógicamente y sentir emociones, debemos tener en cuenta que la inteligencia artificial ya puede desarrollar las dos primeras, quedando únicamente la tercera como refugio principal de la identidad. La cultura como producto de consumo ya está siendo gobernada por la combinación de sistemas y aplicaciones que acceden al universo del ‘big data’, y su producción, distribución y consumo estarán cada vez más dirigidos por ellos, poniendo en cuestión las estrategias mismas y el papel de los estados, instituciones y organizaciones culturales en ese terreno. Desde esta perspectiva, se plantea la posibilidad de que alguien habrá de defender la diversidad, los derechos culturales y la creación innovadora. Un reto que puede hacerse desde la ambición de lo grande y desde la cercanía de lo cotidiano.