En este episodio conocemos en detalle qué es y cómo la pobreza menstrual afecta a miles de mujeres en el país.
Laura (Lala) Lovera es venezolana y tiene más de 14 años residiendo en Colombia y trabajando por un admirable propósito: dignificar la vida y la salud de muchas niñas y niños alrededor del país. En este espacio acompaña a Daniela Salazar para reconocer y aprender prácticas, información y actitudes responsables sobre salud menstrual.
¿Qué es la pobreza menstrual?
La pobreza menstrual no se trata solo de tener los recursos o de pertenecer a una población vulnerable, sino que incluye la calidad de acceso, el respeto propio y el empoderamiento en la información y en la capacidad de consultar con especialistas las prácticas, cambios y dudas de nuestro ciclo menstrual.
Actualmente, podemos reconocer que mujeres y niñas han recorrido un largo camino por el reconocimiento de muchos derechos para tener una voz y decisiones. Sin embargo, Lala Lovera nos cuenta que apenas empezamos un camino para poder continuar exigiendo derechos a favor de la salud integral de las mujeres, pues en muchos espacios del país existen tabúes y creencias que le atribuyen a la mujer la responsabilidad de su salud sexual y reproductiva. Lo anterior, causa una gran pobreza en información, integridad y acceso a una verdadera higiene menstrual.
Es importante mencionar que existe un imaginario colectivo importante sobre el sangrado menstrual: de ser algo vergonzoso, molesto o desagradable. Y muchas veces, como mujeres, hemos sido vehículo de estos mensajes que debemos derrumbar sobre la forma en cómo comunicamos lo que somos y lo que nuestro cuerpo representa.
¿Por qué la pobreza menstrual es una forma de violencia de género?
Es una violencia basada en género porque la garantía de tener salud e higiene menstrual es un derecho fundamental a la salud que debería tener cualquier ser humano. Cuando no se tienen esos accesos a gestionar dignamente la salud menstrual, no se está cumpliendo con el derecho a una salud integral. Y estas mujeres y niñas que no saben ni pueden gestionar su cuerpo, tienen por lo general un gran desconocimiento de lo que son y las hace más vulnerables.
¿Cuántos días dejan de asistir a clases las niñas y jóvenes que están bajo pobreza menstrual en Colombia?
Lala nos comparte algunas cifras que manejan en su fundación “Comparte por una vida Colombia” que nos llevan a reflexionar sobre cómo niñas y jóvenes en el país que están bajo pobreza menstrual pierden entre 5-8 días mensuales de clases escolares. Una cifra que evidencia cómo la pobreza menstrual amplía la brecha de género e impide gozar del derecho a la educación.
Dentro de sus visitas también nos ha revelado mitos, prácticas y creencias que también están atentando con la salud de la niñez y la juventud del país y sobre cómo no podemos dejarle solo a las redes sociales la responsabilidad de informar sobre estos temas.
¿Cómo podemos contribuir para reducir la pobreza menstrual?
-Traer discusiones sobre salud menstrual a todos los espacios. Es responsabilidad de todos como Estado y sociedad informar e informarnos.
-Si estamos rodeados de mujeres y hombres menores a nosotros debemos ser modelos y facilitadores de información.
-Exigiendo debates públicos actualizados y responsables sobre el tema.
-Permitir conocer más allá de tabúes y tradiciones la información verídica y especializada.
-No siendo eco de mitos y tradiciones incomprobables.
Hablar de lo que somos como mujeres y conocernos es la mejor forma de ser #UnNuevoCiclo para generar cambios, respetarnos, surgir y liberarnos.