El asesinato de 22 personas ocurrido en la provincia de Nueva Escocia entre el 18 y 19 de abril, cuando un individuo armado recorrió pequeñas localidades rurales baleando a familias enteras a su paso, puso nuevamente sobre la mesa el tema del control de las armas de fuego en Canadá. Durante su conferencia diaria sobre el coronavirus el pasado lunes 20 de abril, el primer ministro de Canadá, el liberal Justin Trudeau dijo que su gobierno estaba “a punto de introducir una legislación para prohibir las armas de asalto en todo el país", añadiendo que esta intención fue interrumpida “cuando la pandemia provocó la suspensión del parlamento”, pero que se tiene “toda la intención de avanzar con esa medida, y potencialmente sobre otras medidas más”, esto cuando el Parlamento vuelva a sesionar. Estas declaraciones sin embargo van a contracorriente con los actos de su gobierno que aún no ha promulgado las enmiendas a la Ley de Armas de Fuego que ya fueron aprobadas por el Parlamento en 2019. En su campaña en búsqueda de la reelección el año pasado, Trudeau prometió hacer más severas las leyes de control de las armas de fuego en el país, prohibiendo todas las armas de tipo militar y apoyando a las ciudades a emitir sus propias legislaciones municipales de prohibición de las armas de fuego. En su plataforma, el Partido Liberal de Trudeau sostenía que los fusiles de asalto de estilo militar fueron diseñados para causar la mayor cantidad de muertes y que tales armas no tenían por qué circular en Canadá. "Los canadienses están cansados de las excusas y saben que los 'pensamientos y oraciones' no otorgan mayor seguridad a las comunidades”, añadió Trudeau. Oficiales de la Policía Federal de Canadá confrontan en una estación de gasolina en Enfield, Nueva Escocia, al sospechoso de haber asesinado a 22 personas entre el 18 y 19 de abril de 2020 en esa provincia marítima. (Foto: Canadian Press /Tim Krochak) Aunque el Primer Ministro de Canadá prometió la prohibición de las "armas de asalto", otras medidas para el control de las armas de fuego, más modestas, están acumulando polvo, ya que por lo menos 30 modificaciones a la Ley de Armas de Fuego permanecen pendientes, destaca un reportaje de John Paul Tasker y Emma Godmere, periodistas del difusor público canadiense, CBC. Un estudio sobre la posesión de las armas cortas, un proyecto del Instituto de Altos Estudios Internacionales y del Desarrollo de Ginebra (Suiza), estableció que, proporcionalmente, Canadá ocupa el quinto lugar más alto en el mundo en la posesión de armas de fuego. De cada 100 canadienses, casi 35 habitantes poseen un arma de fuego corta, según las cifras de small arms survey. Mientras los canadienses continúan bajo el impacto del tiroteo masivo más mortífero en la historia moderna del país, la pregunta que muchos se hacen es saber si Ottawa seguirá el ejemplo de países como Australia, que tras un tiroteo en 1996 que mató a 35 personas en Tasmania, aprobó rápidamente una nueva legislación de control de armas. Lo mismo hizo Nueva Zelanda que, tras el tiroteo en una mezquita en 2019 que dejó 51 muertos y 49 heridos, implantó rápidamente leyes más severas de control de las armas de fuego. Heidi Rathjen es la coordinadora de Poly Remembers, un grupo en favor del control de las armas de fuego en Canadá. El 6 de diciembre de 1989 ella era estudiante de cuarto año de ingeniería civil en la Escuela Politécnica de Montreal cuando fue testigo de la masacre de catorce de sus compañeras. Afectada por esta carnicería, cometida por un antifeminista, y viendo lo fácil que era para un individuo obtener armas de asalto, Rathjen creó y dirigió una coalición para combatir la violencia y, especialmente, para imponer un mejor control de las armas de fuego. Familias de las víctimas, sobrevivientes de los asesinatos y nuevos estudiantes de Polytechnique se han reunido con la prensa para exigir más compromisos de los partidos federales sobre el control de armas.