Recuerdo aun, en mi niñez, cuando mi padre J. Jesús Hernández Ramírez, en mis vacaciones escolares me llevaba al Ingenio Santa Clara para que aprendiera su oficio de mecánico, que empezara a tener contacto con lo que podría ser mi futuro trabajo, no tanto por que le ayudara directamente, pues mi edad no me lo permitía, pues tendría unos 9 años, pero lo que hacia mi padre por un lado, era convivir un poco de tiempo con el y por otro lado, que no anduviera de vago generando pensamientos no convenientes. Así era con todos mis amigos de la escuela, que en vacaciones se fueran con sus padres a aprender su oficio: albañil, carpintero, jornalero, panadero, mecánico de automóvil, herrero, soldador, electricista, etc. Pero los Gobiernos de aquel entonces publicaron una ley en la que se prohibía el trabajo de aprendiz en las empresas, 1964, ya no pudimos ir con nuestros padres a enseñarnos un oficio.Ahora, tenemos que aprender mediante cursos y talleres dentro de instituciones educativas, quienes avalan el aprendizaje y otorgan un documento que nos servirá para emplearnos con una empresa u ofrecer nuestros servicios a quien los ocupe o autoemplearnos mediante la formación de una microempresa.Para prueba, basta un botón, al presentar un oficio relativamente nuevo, pero necesario en el área de la construcción y el diseño de interiores de una vivienda, edificio departamental o tiendas de conveniencia, etcétera: