Cuando uno entra al restaurante afgano Luna de Kabul, escondido en el Raval, no espera encontrar nada de lo que encuentra. De entrada, una comida deliciosa que parece la síntesis de todas las comidas que existen a mil kilómetros a la redonda del Afganistán. Pero en segundo lugar, y más importante, en Luna de Kabul uno encuentra la historia de Ahmal y Bahoden, dos afganos que, huyendo del régimen talibán, han cruzado por tierra los 6000 kilómetros que separan Afganistán de España, en un viaje a través de mafias y barcos clandestinos que tardaron dos años en hacer, y que les ha llevado a abrir un pequeño restaurante afgano en una ciudad, Barcelona, donde apenas hay 100 personas afganas censadas.