Asclepias curassavica, comúnmente conocida como "flor de sangre" o "flor de la seda", es una planta perenne perteneciente a la familia Apocynaceae, originaria de mesoamérica. Esta especie es ampliamente cultivada en jardines y áreas naturales debido a su atractiva floración y su importancia para la vida silvestre, especialmente para las mariposas monarca. Las flores de Asclepias curassavica son pequeñas, pero muy llamativas, con pétalos rojos, anaranjados o amarillos agrupados en umbelas. Estas flores son una importante fuente de néctar para una variedad de insectos polinizadores, incluidas las mariposas monarca, cuya larva se alimenta exclusivamente de las hojas de esta planta. Además de su valor ornamental y ecológico, Asclepias curassavica también ha sido utilizada tradicionalmente en la medicina popular para tratar diversas dolencias, aunque su eficacia y seguridad para uso humano no están completamente establecidas y puede ser tóxica en grandes cantidades. Asclepias curassavica es una planta fascinante, tanto por su belleza visual como por su importancia para el ecosistema y la vida silvestre, pero se debe tener precaución al manipularla debido a su potencial toxicidad.